Manhattan, un amor maduro

IMG_5696Manhattan

Escribo esto mientras vuelo a la Ciudad de Nueva York, y lo he completado en mi estancia en Manhattan. Durante el vuelo he pensado en la cantidad de ocasiones en las que he estado ahí y simplemente he perdido la cuenta, pero ese pequeño esfuerzo me ha hecho pensar en ella. Es una urbe que inevitablemente impacta a cada persona, aunque no siempre es de la misma forma. Puede hacer que la ames o que la odies.

Mi relación con Manhattan, he descubierto ya que es como una relación de pareja. La he amado, he sentido que la he odiado también. Ahora, mientras espero por verla de nuevo y evaluando mis sentimientos, me doy cuenta de que estamos ya en una relación madura que ha pasado del amor al desamor, al desprecio ocasional y a alguno que otro resentimiento. Pero hoy, luego de pensarla tanto, sé bien que de alguna manera es parte de mi vida y que hay muchas cosas en ella que amo, que sé que son buenas y que disfruto hasta las lágrimas a pesar de que también, hay muchas otras que aborrezco; he aprendido ahora a aceptarla y sólo tomar lo bueno que puede ofrecerme, porque sí, aún hay muchas cosas buenas que tiene para mí. Como si fueramos dos amantes maduros, cansados de pelear y con un largo camino recorrido juntos, conozco bien su anatomía y su geografía. La recorro con confianza y con cierta ternura también.

Camino sus calles y veo que su fisonomía ha cambiado, pero no me despista ni por un segundo, sé bien cómo es y el pasado que esconde detrás de cada cambio, de cada cosa nueva en cada calle. Sé que mientras tiene nuevas relaciones con otros jóvenes, con nuevos turistas asombrados por lo que ven hoy, hay ahí un pasado con cosas que hoy pocas personas podrían imaginar o recordar. Así que nos entendemos, tal vez eso ha hecho que nuestro cariño sea más grande y más fuerte.

Nueva York
Empire State building

 

Recorriendo su piel me he emocionado hasta el éxtasis como un amante novato. Me enamoré tanto de ella que lloré con mucho sentimiento cuando la dejé por primera vez. Prometí que la buscaría de nuevo, que no la dejaría, que me entregaría para siempre a ella.

Ha sido hostil conmigo pero también ha sido muy bondadosa. Entiendo su historia y sus secretos. He recorrido su geografía entera en una sola noche, desde Times Square hasta Battery Park, cansado sin poder hacer más que caer dormido en sus brazos para recibir el amanecer junto a indigentes, como si fuera yo uno más de ellos.

He estado en cada uno de sus teatros, he sido testigo de las obras más famosas de Andrew Lloyd Weber que me apasionaron y que pertenecen a una generación que no es la que hoy llena las salas pero que a más de dos generaciones hizo cantar y disfrutar. He sido sigiloso y secretamente conmovido al cruzar el umbral de Studio 54; me sentí sacrílego cuando bailamos juntos en el altar de una iglesia cuando aún ella tenía tintes de locura y quería hacer de una iglesia una discoteca de moda: “limelight”.

Ha sido muy fría conmigo, me ha obligado a que la mire a través de los cristales, me ha obligado a refugiarme para protegerme de su frialdad, he tenido que esconderme y consolarme en soledad en la catedral de San Patricio para sentir ahí un poco de calor. No me quiso recibir bien en aquella ocasión y la dejé casi de inmediato. Tal vez fueron doce horas lo que estuvimos juntos, fue agresiva.

Me dejó mirarla desde muy alto, me ha llevado al piso 110 del World Trade Center y mirar desde ahí a su torre gemela, un secreto que llevaré a la tumba y que no podrá compartir nunca más con nadie. Eso fue cuando la conocí, cuando me enamoré. Será un secreto que tenemos ella y yo que guardaré toda mi vida.

Nueva York
Chrysler Building y Grand Central Terminal

Me recibió con lágrimas cuando corrí a verla dos días después de ser atacada. Estuve ahí, con ella, consolando su desgracia y sintiendo un dolor en mi corazón al verla devastada. Con el paso del tiempo ha sido sin embargo, benevolente; me ha acompañado siempre a llenar mi mente y mi alma de cultura, hemos estado juntos en la ópera, escuchando a Tosca llorar de amor, bebiendo una copa de champagne emocionados. Me ha mostrado el arte de todo el mundo en sus galerías y museos; me ha llevado a restaurantes que pocas personas han descubierto porque los tiene escondidos y exclusivos.

Nunca me ha rechazado, me he acercado a ella por cielo, mar y tierra. Sé que me quiere y yo a ella aunque he tardado en reconocerlo. He sido uno de los pocos (o muchos) amantes que conocen sus secretos porque se ha interesado en ella desde el primer día. La miro más allá de lo evidente, y hay un amor por razones que no tienen que ver con la impresionante fisonomía. He llegado a su intimidad en formas que no cualquier amante podría recorrer. Nos queremos. Hoy que tenemos más de 25 años de relación, la he entendido, he asimilado su juventud y su madurez; ella me ha acompañado en la mía. Hoy me doy cuenta de que nunca dejé de amarla, a pesar de todo.

He sido infiel. Ella lo sabe y no ignoro que ella también lo ha sido conmigo, pero sé bien que el amor que aún tenemos no morirá nunca, que el día que yo ya no esté, ella recordará que fue en sus calles, en sus arterias, en su geografía, donde nació en mí el deseo inagotable de vivir, de avanzar y de conocer el mundo entero…

Nueva York
Empire State y One World Trade Center

Lo nuestro fue amor a primera vista. Cuando nos conocimos me deslumbró su belleza, y su misterio me hizo desearla como probablemente a nadie más he deseado, quise poseerla y no podía dejar de pensar en ella. El deseo y el enamoramiento disminuyeron poco a poco. Hoy, con amor maduro y tranquilo me ha demostrado una cara más humana, me ha dejado llegar al sur, permitirme disfrutar de su geografía baja. Un lugar más cálido, más amable; me ha cobijado. Me he sentido emocionado y mucho más prendado de ella. La camino, la recorro, la saboreo y la siento en mi piel, el sol y la brisa me saben mejor mientras estoy ahí. De su mano camino por SOHO, me elevo en el meet packing district y me sumo a la multitud de Union Square. Siento que nunca he dejado de quererla y que probablemente no deje de hacerlo.

Me ha visto crecer, madurar, me ha acompañado, me ha visto llorar y reir. La he amado tanto que la presenté a mucha gente, a mis amigos, a mi familia, incluso a mis amantes. Nunca me rechazó. Como lo dije antes, es un amor maduro. Y ahí está, Manhattan, la ciudad de Nueva York.

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15 thoughts on “Manhattan, un amor maduro

  • August 22, 2016 at 8:31 am
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    Leer esta entrada me ha hecho recordar algunos de mis encuentros con NYC, algunos visitando la ciudad otros conociéndola a través de novelas y películas! También me hizo pensar en aquellas ciudades que amo. Gracias por compartir.

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  • August 29, 2016 at 4:35 pm
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    Sin conocer NY, y después se leer tu descripción; ahora más que nunca muero por conocerlo; ya iré algún día!! Un beso

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  • August 29, 2016 at 5:12 pm
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    Muy hermosa tu descripción…parece un cuento…me encanta como tienes el don de transportarnos con tus historias a ese lugar y ser parte de ellas a quienes no lo conocemos aun.
    Siempre un placer leerte.

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  • August 29, 2016 at 5:13 pm
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    Un placer siempre leerte y disfrutar de esa magia que emiten tus palabras.

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  • August 29, 2016 at 7:00 pm
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    Fernando:

    Gracias por regalarnos ese relato, aun no he conocido pero de tan solo leerte mis ganas por ir a NY han crecido. Cuando se habla con el corazón se logra cosas lindas y en este post lo vemos, espero que algún día me muestres a tu encantadora New York. ¡Besos!

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    • August 30, 2016 at 11:15 am
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      Que lindo que te tomes el tiempo de escribirme una nota. Y claro… me encantaría podertela mostrar 🙂 hay un crucero el 15 de octubre que sale de ahí. 🙂

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  • August 29, 2016 at 7:42 pm
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    No va a ser tarea sencilla comentar esta publicación. Por muchas razones, pero especialmente por las emotivas.
    Nueva York, tú y yo, en mi historia de vida, tenemos un lazo fuerte.
    Yo fui testigo presencial de lo que fue para ti ese primer viaje, me acuerdo perfecto de los llantos y algunas soledades. Los taxis amarillos que después supimos, cada uno por nuestra cuenta, habían en todas partes, para mi siempre serán tú y Nueva York.
    Leerte me hace darme cabal cuenta lo lejos que estamos en todos sentidos y aún así lo mucho que te quiero y lo importante que eres en mi vida.
    Tu relato de Manhattan me hace envidiar lo bien que la conoces, e imaginar, como desde siempre lo que sería visitarla a tu lado. Odiándola o amándola.
    Eres un ser privilegiado Fer, porque decidiste serlo. Un abrazo inmenso.

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    • August 30, 2016 at 11:19 am
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      Wow… tengo que decirte la verdad… Desde la segunda línea me hiciste llorar. Porque sí, en efecto recuerdo que quizás la persona a la que transmití mi emoción en aquel primer viaje a esa ciudad, fue a ti. Recuerdo aún que no podía dejar de tomar fotos porque quería documentar para ti, la emoción que tú ya tenías de la ciudad. Tú la conocías sin conocerla. De ti aprendí su apodo: “la gran manzana”… Así que sí, siempre recuerdo que soy afortunado y lo recuerdo porque tus palabras en mi cabeza las tengo muy grabadas. Te quiero mucho… aunque no estás aquí. Te quiero mucho y siempre te querré. Gracias por escribirme.

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  • August 30, 2016 at 9:33 am
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    Tres veces solamente la he visitado, las tres con amargo sabor. Quizás por eso no está en mis pensamientos. Pero creo que tengo una deuda con ella. Muy bella tu crónica, me despertó el bichito por quiere ir nuevamente

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    • August 30, 2016 at 11:21 am
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      Fer… que gusto me da que ese ir y venir de información a través de Facebook, hayas hecho un alto para regalarme unas líneas. La verdad es que puedo entender lo que dices.. Mi proceso fue dificil con Manhattan… llegó el momento en que me instalé en un odio o rencor hacia ella porque también el resplandor fue seguido de sinsabores… hasta que me di cuenta de que en realidad ya ni siquiera sentía eso… sino un cariño cansado por esa ciudad. Te mando un besote y que sepas (lo sabes), que te observo todo el tiempo… :).

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  • April 23, 2017 at 9:36 pm
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    La descripción y complicidad que descubro en tu relato de Manhattan junto al de Rocío Lara me provocan el mismo sentimiento que a ella, envidia; de lo bien que la conoces, en este nuevo viaje haré lo posible para que mis sentidos registren todo y mi mente no olvide nada, una delicia leerlos, abrazos desde el caótico, pero siempre maravilloso DF.

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    • May 14, 2017 at 7:04 pm
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      Horacio.
      Me da pena que no había leído este comentario pero de verdad que lo agradezco. Me da mucha emoción cuando alguien se toma unos minutos para escribir y comentar su agrado o desagrado por lo que ha leído. Así que mil gracias y no olvides que cuando estés allá, me puedes escribir y seguro te ayudo a descubrir cosas padres.
      Abrazo.
      fp

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  • May 20, 2017 at 9:31 pm
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    Las mejores pasiones surgen de lo inmaterial y tu relato fortalece a Nueva York como patrimonio material tuyo y de la humanidad!
    Gracias por leermelo con el corazón en la mano, fué una delicia escucharte!

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