Un nuevo continente

United Airlines Boeing787
United Airlines Boeing787

Volando a Australia

Tal vez soy demasiado osado o muy irresponsable, tal vez es la sed de aventura o la adicción a volar lo que me hace tomar decisiones tan increíbles. O tal vez es la adrenalina de dar a mi vida más cuentos inverosímiles para contar y para escribir. Hoy, mientras tecleo estas líneas, estoy volando a Australia, será mi primera vez en Sydney y en el continente. La decisión la tomé hoy. Aunque tal vez se gestó un día antes.

Hace ya año y medio solicité la visa australiana online y la recibí por la misma vía una semana después. Muy de primer mundo, si me lo preguntan. Es muy interesante porque es en realidad una visa electrónica que no requiere de nada más que presentarse en el aeropuerto con el pasaporte y nada más.

Esa visa se vence en dos semanas, y aunque no tengo dinero ni tarjetas disponibles, había estado pensando en la posibilidad de volar aunque fuera tres días. Lo sé, es una locura viajar durante 24 horas, cruzar el oceáno pacífico durante 15 horas y estar 3 días. Pero siempre he pensado que 3 días son mejor que ningún día. El avión estaba resuelto, digamos que tenía la posibilidad de viajar en clase business por lo menos un tramo de esas 15 horas. Pero faltaba el hotel.  Y entonces pensé en las millas y kilómetros de los programas de viajero frecuente y que normalmente no utilizo. Con eso podría pagar 3 noches de hotel.  Así que gastaré sólo en alimentos y en lo básico.  Aún así, me daba un poco de miedo por no poder responder a cualquier eventualidad.

Pero esta mañana, revisé mis guías de viaje (sí, tengo guías de todos los destinos viajados y a los que me interesa viajar), y me imaginé tomado algo en la bahía del café de la ópera. Al lado de una de las estructuras que más me han llamado la atención desde que era niño y casi una de las maravillas del mundo moderno. Pensé que podría estar trabajando desde algún café en los jardines botánicos y me imaginé tomando fotos de canguros y koalas.   Así, aunque ya era tarde para llegar al aeropuerto, empaqué, decidí tomar el vuelo a San Francisco de las 3pm y corrí.  Pensé en dejarlo a la suerte. Si aún podía documentar el vuelo… me iría “down under” (como se le llama en inglés a Australia), y si no, regresaría a casa y pensaría en un nuevo trámite de visa para la siguiente ocasión.

A veces creo en señales, aunque también creo que el ser humano ve exactamente lo que quiere ver. Pero llegué corriendo al aeropuerto, no había ni una sola persona para documentarse, era el único y el avión salía en una hora. Me dijeron que el vuelo estaba cerrado y pensé… “ya está, me voy a casa”. Pero aún así y con los regaños del personal de United Airlines, me documentaron luego de querer ver mi documento electrónico de visa. Y pensé: “señales” Dios, Alá y Buddah quieren que vuele a Australia. Me fui muy convenido y lo primero que hice fue visitar el nuevo Salón Centurión de AMEX en la T1 del aeropuerto, mi oasis previo a los viajes. Quedó muy bien y tiene 15 días de haberse estrenado.  Me tomé mi religioso whiskey y corrí a toda velocidad hasta la sala de abordaje.

Ahí tuve la segunda señal, porque  luego de correr desde la sala 14 hasta la 28, escuché mi nombre cuando el corazón estaba al borde del paro cardiáco y ví a mi amiga Gaby (de United Airlines) que me decía que estaba a punto de mandarme mensajes por teléfono para presionarme, porque evidentemente ya no había nadie fuera del avión. La saludé, le di un beso con mucho cariño y tomé mi pase de abordar. Me detuve para preguntar mi asiento (porque volaba sujeto a espacio) y me dijo que tenía el asiento 2A de Business Class. No pude evitar entrar al tobogán y reir. Reí mucho porque pensé… “son señales”.

Así transcurrió el día… una buena comida, un buen vino, una visita al lounge de San Francisco que está siendo renovado. Y hoy, luego de 11 horas de vuelo en Business First de United Airles en el Boeing 787 (Dreamliner), cuento esta historia.  El Dreamliner es un avión único en su clase, un avión con mucho menos ruido en la cabina, mucho más oxigeno, con ventanillas considerablemente más grandes y con un sistema electrónico a manera de persiana que nos permite  disminuir la luz sin tener que eliminar la visibilidad. Pero lo principal, no es la cabina, sino el estupendo servicio de United que me hizo sentir, realmente en las nubes.

Vuelo hacia lo desconocido, hacia lo nuevo, hacia lo deseado. Aún tengo 4 horas por volar, pero estoy bien, un poco nervioso porque sé bien que no puedo comprar nada más de lo necesario y reducir eso necesario al máximo. Pero no me importa, porque la gente piensa que para viajar se necesita mucho dinero. Y yo siempre creo que la necesidad de viajar debe ser mucho más grande que el miedo o la necesidad de comodidad. Que las aventuras ocurren más cuando salimos de la zona de confort. Y a veces,  cuando el presupuesto es demasiado limitado, tengo que abstenerme y comer McDonalds, pero por supuesto que no es lo mismo  que disfrutar de una hamburguesa mirando la “Opera House” de Sydney.

Platica conmigo, cuéntame qué piensas, deja un comentario o envía un tweet a @equipajedmano 🙂

Interior de UA B787 Dreamliner
Interior de UA B787 Dreamliner

 

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